sábado, 27 de junio de 2015

Tatuajes y el trastorno de memoria de corto plazo.

A veces me sorprendo sobre la atención que ponen algunos periodistas y sociólogos en lo obvio, tanto como que haya dispuesto tiempo para escribir mi perspectiva sobre el artículo “The crisis under the ink.”[1] En general estoy de acuerdo con el artículo, sobre todo lo que corresponde a la modernidad y la identidad, a los tatuajes como referentes personales y como parte de la narrativa individual, aunque pensaba que eran cosas bastante obvias que se pueden esperar del “hacerse un tatuaje.” Me parecía que era obvio que al hacerse un tatuaje una persona espere sea permanente, se convierta en parte de la historia individual y que todo este proceso hoy en día este cargado de una significación para cada individuo que nunca antes en la historia tuvo.[2]

Por otro lado no me convencen del todo los argumentos con respecto a la búsqueda de estabilidad y la diferencia para construir su identidad de los tatuados frente a los “lienzos en blanco.” Como en el mismo artículo lo explica, los componentes de la identidad de todos los individuos son los mismos, es decir, todos necesitan anclas en sus vidas y cada uno de nosotros necesitamos de un mito personal que sostenga nuestra identidad, algunos lo resolverán de una manera y otros de alguna otra, pero no veo mucha diferencia entre los que se tatúan y los que no lo hacen. Tampoco veo que sea “mejor” o señal de que no hay “crisis de identidad” si alguien utiliza la religión, el trabajo o incluso objetos materiales, en lugar de alguien que usa el tatuaje para afianzar su propia identidad. Así es que me cuesta trabajo encontrar el punto de estas afirmaciones.

Otra cosa que definitivamente no me convence es el tratar de relacionar la práctica del tatuaje con la caracterización de una generación, los millenial[3] en el artículo se establece que el 40%  de los tatuados se encuentran en este grupo, es como querer ver el vaso medio lleno. ¿Estadísticamente es o no es significativo? Cuando sólo el 20% de la población total se tatúa y el 60% de individuos con tatuajes pertenecen a diferentes generaciones. Por supuesto además sería mucho menos aplicable al contexto mexicano, (el artículo no lo hace, pero quizás algunas personas creerán que sí, sobre todo porque he leído un par de artículos de la prensa mexicana donde parecieran considerar que hay un equivalente generacional en México) sería como calzarnos las zapatillas de Cenicienta siendo las hermanastras, con esto no niego la enorme y amplia influencia de la cultura norteamericana en nuestras vidas, tampoco menosprecio mi propia cultura. Sería fabuloso que demógrafos mexicanos hicieran lo que hacen los del Population Reference Bureau[4] y definieran tan detalladamente a las generaciones mexicanas, como hacen los norteamericanos con las suyas. Pero vayamos por parte, discutamos dos ideas que no me convencen del artículo.

La identidad que cambia, las anclas y el mito personal. ¿Sí, la vida hoy en día es fragmentada y caótica, tanto que las personas necesitan más que antes aferrarse a los recuerdos de quiénes son y esta es una razón por la que los millenials se tatúan?[5] Mi abuela se aferraba a sus objetos, (de niña escuche muchas veces a mi abuelo quejarse de los tiliches de mi abuela) y mi abuelo cuando ya no estuvo ella, a sus fotos, (duraba horas mirándolas y me invitaba a verlas con él). Mi abuelo no estaba interesado en la moda, usaba el mismo tipo de pantalones que había que conseguir siempre en el mismo lugar. Su identidad personal y generacional estaba seguro ligada a esas prendas. Creo que a él le bastaba su ropa tanto como su rutina diaria para sentir que había una base o ancla en su vida, la cual le ayudaba a sostener también su mito personal, pero seguro había días que no bastaba usar sus pantalones favoritos.  Los días que extrañaba más a mi abuela, seguro no quería ni vestirse. Sería realmente muy difícil tratar de conocer hasta dónde esta necesidad de mantener el recuerdo de quien se es, es completamente nueva, y hasta dónde es cosa de los millennials y en particular del subgrupo millenials tatuados, pues para mi resulta universal.

MEMENTO DE CHRISTOPHER Y JONATHAN NOLAN

Fuente: http://www.impawards.com/2001/posters/memento_ver2.jpg
http://www.richonfilm.com/files/images/memento12.jpg


¿Tatuarse como una búsqueda de permanencia, de estabilidad? ¿Chris Weller y los investigadores que cita en su artículo habrán visto Memento[6] y creerán que todos los que nos tatuamos tenemos algún tipo de problema de memoria de corto plazo? Definitivamente no. Por cierto, esa película me encantó. La vi hace mucho tiempo y no recuerdo bien todos los detalles, pero la idea que tengo, es que no importa lo definitivo o imborrable que sea el tatuaje, si no sabes quién eres y qué significado tiene, no te sirve de nada, es un engaño, un espejismo, un mapa a ninguna parte. Hay tantas razones por las que las personas se hacen tatuajes, yo he escuchado algunas decir por ejemplo, que quieren un recordatorio de su madre que falleció, también de una relación que termino y lograron superar, de un fracaso, de un accidente, etcétera. No creo que estén buscando estabilidad, ya la encontraron, el tatuaje como un “recordatorio,” para mi funciona más como una ofrenda, como una cicatriz o incluso una medalla; habla más de la experiencia, del aprendizaje y el cambio y no tanto de la estabilidad y la permanencia.


Volvamos a hacer la misma pregunta sobre la búsqueda de estabilidad, me parece que es definitivamente algo moderno, “post-moderno” si se quiere, la búsqueda de referentes personales (de eso se trata la identidad que además siempre está en reconstrucción, algo así como una torre de jenga, es tan frágil o tan fuerte como la situación en que se encuentre, una persona que ha viajado tan sólo fuera de su región, ya no digamos a otro país, podrá decir lo avasallante que puede ser en el choque con los “otros,” la autodefinición) y el cuestionamiento constante sobre la propia identidad. Esto es lo que hace Chantal la protagonista de La Identidad, durante toda la novela, una de mis favoritas de Milan Kundera. Yo he sido Chantal muchas veces en mi vida, siempre me encuentro con la misma pregunta ¿Soy? ¿La que veo en el espejo o la que ven los demás? Sin duda tatuarse puede ser un referente personal, algo “permanente” en un mundo tan cambiante o en un “yo” tan cambiante. ¿Pero será la falta de estabilidad, esta búsqueda la que obliga a tatuarse, no será el rechazo a una supuesta estabilidad, la simple aceptación de que cambiamos todo el tiempo? ¿No te conviertes en participe de este cambio al tatuarte, al modificar tu cuerpo?


Le doy además otra lectura como mujer al asunto de los tatuajes y las crisis de identidad. Toda mi vida he escuchado las mismas palabras: como mujer no puedes, si eres mujer no puedes, no puedes ser estudiante y madre, o profesionista y madre, no puede ser dos o más cosas ¡Tienes que definirte! pero no pareciera venir esto de mi generación, sino de los que están detrás de mí, no está dentro de mi cabeza, son las voces de afuera, pareciera que si se es una cosa no se puede ser otra. Si consigues un tatuaje estas en una crisis existencial, el resto del mundo no lo necesita, no sabes quién eres, esa es la prueba, por lo tanto no puedes ser buena madre, no puedes ser un buen profesionista ¿pero dejas de ser quien eres porque los demás te cataloguen? La verdad es que no. Soy y además me hice un tatuaje. Para muchos el cuestionarse representa un problema, una crisis, algo negativo. Pocos en cambio piensan en la oportunidad, en el renovarse que resulta.

Es “razonable” que el tema del tatuaje se enfoque hacia el concepto de identidad generacional, porque lo evidente es que es más común ahora que en el pasado, y que se ligue prejuiciosamente hacia las áreas más conflictivas o caóticas del presente: la virtualidad, la mercadotecnia, el hedonismo y la individualización, pero yo tendría mucho cuidado en generalizar todo esto, no todos se tatúan, ¿cierto? Y curiosamente que los “otros” no se tatúen no es un problema para los que si lo hacen.

No conozco estadísticas, pero yo supongo que los tatuajes han aumentado, en proporción, más entre las mujeres que entre los hombres, y no sólo en las jóvenes, es probable que las “mamás”[7] entre los 30 y 40 años se estén haciendo más tatuajes que antes, esto sería para mi mucho más significativo. Yo pensaría para comenzar que las mujeres hoy en día tienen más libertad sobre su propio cuerpo y menos que las mujeres no saben ni quienes son en este mundo tan “vertiginoso” y por eso necesitan tatuajes. A veces descubro tristemente que en las ciencias sociales se hacen más juicios morales que ciencia. Se les olvida que hay una línea muy delgada entre la subjetividad y los prejuicios personales y que deberían tener cuidado con cruzarla. La prensa, por su parte, informa menos de lo que inunda los espacios de lectura con ideas preconcebidas y convenientemente controversiales. Solo sirven para distraer a las masas, para poner a unos frente a otros, los que no se tatúan contra los que se tatúan. Divide y vencerás.

KLEIN, OPPENHEIM, SPENCER TUNICK, VALIE EXPORT Y SHIRIN NESHAT









Yves Klein y sus obras tituladas “Antroprometrías” donde el cuerpo funcionaba como medio, como pincel; Dennis Oppenheim en un performance “Transferencia en dos etapas” en 1971 con su hijo y Spencer Tunick esta es una de las tantas convocatorias masivas donde los cuerpos desnudos son ordenados para lograr composiciones que luego son captadas por su cámara; Valie Export usando su propio cuerpo en su obra y Neshat considerando su origen Iraní es una de las artistas más controversiales por el contenido de sus mensajes feministas dibujados en rostros, brazos y manos.
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Más importante, para mí, además de las cuestiones de género (la desinformación causada por los medios y la política en todo esto), sería poner acento en otras ideas como el arte, el artista, el objeto-cuerpo artístico, en general, en cuestiones sobre el cuerpo y la belleza, que han cambiado mucho. No se trata para mí solo del cambio histórico en el ámbito social de la “práctica del tatuaje,” es decir, al proceso de la individualización de la experiencia colectiva (de la tribu o la pandilla a los sujetos) y la transgresión del cuerpo con todos sus tabúes. Más allá de la experiencia individual y el tatuaje como narrativa personal, está el performance, el artista, y el cuerpo  (a la vez que instrumento, lienzo) que se unen para conformar una obra de arte viviente, cambiante, en movimiento.

ALGUNAS TRADICIONES DEL TATUAJE (JAPONÉS, MAORÍ Y DE LA INDIA)


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Realmente no soy una experta en el arte del tatuaje (sólo me he hecho uno, que sí cubre la mitad de mi espalda, quería una obra de arte no una pegatina) tendría que dedicarle mucho tiempo, aunque merecido, en ello y no tengo tanto, pues además de profesora, me encuentro haciendo -como dice una amiga muy querida- un doctorado en maternidad. Así es que lamentablemente no podría profundizar con ejemplos, pero basta observar un poco para darse cuenta de que el tatuaje como arte, es bastante amplio y variado en sus temas, se puede hablar de estilos y de artistas, de influencias, de desarrollo instrumental, de técnicas y de materiales. Tiene además un desarrollo histórico con raíces tradicionales muy antiguas y de muchas culturas que ha convergido con el avance del arte contemporáneo, desde las antropometrías de Klein hasta las fotografías de Spencer Tunick artistas que usan el cuerpo como instrumentos para la realización de su obra, hasta los que utilizan su propio cuerpo como obra-performance-acción de arte como Valie Export o Shirin Neshat.

EJEMPLOS DE OBRAS DE ARTE CONTEMPORÁNEO


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Algunos artistas del tatuaje logran obras conmovedoras de extremada belleza y complejidad, otros son más racionales y directos pero no menos impactantes con sus mensajes. Sobre los artistas del tatuaje además podría decir que son los menos egocéntricos de todos, no les importa compartir el lienzo, ni se apropian de él, quizás piensan que contribuyen a una obra más grande, la libertad. Son los menos hipócritas y pretenciosos, les basta que el “cliente salga satisfecho.” Como me dijo Richy (el artista que me pinto) “yo no vendo estilos de vida, solo pinto lo que me piden.”

La galería y el museo ya no son los únicos que resguardan las obras artísticas y la tela, el papel o el muro ya no son los únicos soportes de la tinta de los mejores. La obra de arte se exhibe orgullosa por las calles. Los individuos que se tatúan se convierten no sólo en una línea del tiempo personal sino en una galería viviente.

PELICULA THE PILLOW BOOK DE PETER GREENAWAY
Si Dios aprobaba su creación, traía cada modelo a la vida, firmando su propio nombre

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Finalmente cuando escucho la palabra tatuaje, pienso en mi película favorita de todos los tiempos, The pillow book, el cuerpo sagrado es aún más sublime con el don de la palabra. Poesía visual es esta película de Peter Greenaway, en ella cuenta la historia de Nagiko, una joven mujer que rompe toda tradición para encontrarse con ella misma. Es una bella metáfora sobre el cuerpo como un libro donde se escribe la historia personal. Nagiko que había sido lienzo toda su vida (donde su padre y los sucesos de su vida escribían) se transforma en pincel, en escritora de su propia vida (de su propio libro de cabecera). Supongo que me tomé el mensaje de Greenaway demasiado literal, pero si “otros” escriben en mi piel (mis hijas han escrito un capítulo de mi vida con estrías y la cicatriz de una cesárea) ¿por qué no he yo de escribir algunos otros capítulos en mi cuerpo, en mi libro, mi historia?    




[1] Chris Weller, “The crisis under de ink,” The Atlantic online magazine. Nov, 25, 2014.  http://www.theatlantic.com/health/archive/2014/11/the-identity-crisis-under-the-ink/382785/
[2] Weller, “The crisis….” Óp. cit.
[3] “The "millennial generation" has been described as the most racially diverse cohort of youth in the nation's history (USA). But a large number of millennials are also echo boomers—children of those born during the baby boom from 1946 to 1964. These echo boomers, who are mostly white, are now reaching adulthood and changing the racial landscape in America's colleges and in the work force.” The Pew Research Center, "The Millennials," accessed online at http://pewresearch.org/pubs/1437/millennials-profile, on June 8, 2010.  En Mark Mather. “The Enduring Impact of the U.S. Baby Boom on Race and Ethnicity,” Population Reference Bureau, Junio, 2010. http://www.prb.org/Publications/Articles/2010/usbabyboom.aspx
[4] Para los demógrafos y otros investigadores de todo el mundo este instituto es un referente importante. Sobre este centro de investigación dedicado a la población, la salud y el medio ambiente puedes ver más en http://www.prb.org/About.aspx
[5] Contrastar con Weller, “The crisis…” Óp. cit.
[6] Película de Christopher Nolan del año 2000.  Narra la historia de un hombre que tiene un trastorno de la memoria y utiliza fotografías y tatuajes para guiarse en su “caótica realidad.”
[7] No perdamos de vista, por una parte, las diferencias generacionales entre EU y México (la edad del matrimonio y en que se empieza a tener hijos) y por otra, hablo de mi percepción y de mi experiencia personal como alguien que se tatúa después de los 30 años. Si alguien posee estadísticas que lo contradigan no tengo ningún problema por aceptar los hechos frente a lo que yo perciba.